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Evitar la ira
Uno de los sentimientos negativos que tiene que evitar la persona evolucionada es el de la ira, sentimiento que no es de ninguna manera natural de la persona humana como algunos piensan. También hay otros que, echando mano de algunas teorías psicológicas, dicen que es perjudicial para la salud mental reprimir la ira. Y finalmente otros abogan por la salud física postulando que, si no explotan de ira, criarán una úlcera.
Al contrario de lo que dicen aquellos que invocan un derecho natural para enojarse cuando se les dé la gana, es perfectamente posible vivir una vida sin ira. La ira no es una parte imprescindible de la naturaleza humana. Tú puedes aprender a no experimentar ira, con lo cual te librarás del problema psicológico de reprimirla y del problema fisiológico de tener una úlcera.
La ira es siempre la reacción a una frustración, y una frustración es lo que te ocurre cuando te falla algo que esperabas, algo con lo que contabas. Supongamos que esperabas un ascenso en la oficina y el ascenso se lo dan a otra persona. La ira te invade al enterarte. Otro ejemplo: habían convenido con un amigo en encontrarse en un lugar y cuando tú llegaste, él no estaba. Cuando finalmente llega, media hora tarde, estás reventando de ira.
Generalmente somos presa de ira cuando alguna circunstancia nos impide hacer o conseguir lo que desearíamos, o cuando alguna persona no se comporta de la manera que nos gustaría. Cualquiera sea la razón por la que te sientes enojado, la realidad es que tú decides enojarte; nadie te obliga a hacerlo.
Este principio de la falta de acción es algo que a algunas personas les resulta difícil entender. Lo que arguyen es generalmente lo siguiente: "Si no me ascendieron, es lógico que me enfade", o "Tengo razón en enojarme". Cuando se invoca la lógica o la razón, se está dando la prueba de que la ira es un producto del pensamiento de la persona y no un acto reflejo inherente a la personalidad.
Así como has decidido que es lógico enojarse o que tienes razón al hacerlo, puedes decidir también lo contrario: que no es necesario hacerlo. Puedes decir, por ejemplo: "Tendría razón en enojarme, pero hay otras razones de mayor peso que me indican que es mejor no hacerlo". Una de esas razones es que generalmente la ira no soluciona nada, sino que complica más las cosas.
La ira trae normalmente consecuencias nefastas para las relaciones personales. Las personas no se llevan mejor porque una de ellas descargue su ira en las otras. Si tienes que convivir con otras personas en un ambiente laboral, seguramente la mejor manera de hacerlo no es estar enojado con esas otras personas. Trabajar en esas condiciones es contraproducente para tu bienestar.
Por otro lado, si tu problema es que no te ascendieron, enojarte tal vez no sea la mejor manera de solucionar el problema y puede incluso disminuir la posibilidad de que te asciendan en el futuro. La ira puede impedirte pensar en maneras efectivas de encarar el problema. Una actitud serena te permite encarar formas constructivas de resolver la situación o de lograr que no se repita en el futuro.
Cuando la persona se permite ser presa de la ira, puede recurrir a agresiones verbales como insultar, ridiculizar o tratar sarcásticamente. Incluso puede llegar a la violencia física tirando objetos o propinando golpes. Algunos apelan a no hablar con la persona objeto de su rencor, como una manera de desconocer su existencia. Si llegas a estos extremos, es muy difícil que encuentres alguien que quiera prestarte ayuda en la situación que te molesta.
Plantear tu disconformidad de forma educada y amable es un recurso con posibilidades de conseguir un resultado favorable. Como éste no es un mundo perfecto, en ocasiones tendrás que reforzar tu pedido apartándote de la perfecta urbanidad, para subrayar la importancia que le das al asunto. Pero, aunque tengas que levantar la voz para hacerte valer, lo importante es no dejar que el enojo tome el control de tu conducta.
Recuerda siempre que enojándote con los demás no los vas a hacer cambiar. Si la otra persona es lenta, desordenada, conduce mal el automóvil, se desempeña mal como miembro del equipo, no vas a conseguir que cambie gritándole e insultándole. Menores resultados aún vas a conseguir con factores impersonales como el clima, el gobierno o la situación económica.
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